lunes, 18 de enero de 2016

La Unificación de Italia

Los pueblos de Italia, desde la desaparición del Imperio Romano (fines de la Edad Antigua y comienzo de la Edad Media), no habían logrado unificarse formando un solo Estado, sino que se hallaban fraccionados, integrando algunos Reinos y otros estados autónomos. Por el Tratado de Viena de 1815, Italia quedó dividida en siete Estados independientes, a pesar de pertenecer todos ellos a una misma raza, profesar el mismo credo y tener, además, el mismo pasado histórico. Pero es en la segunda mitad del siglo XIX, que el anhelo nacionalista y de unificación que agitó Europa, se mostró también vigoroso en Italia. Fue así como los estados italianos, después de vencer no pocas dificultades, y gracias a la labor sacrificada y heroica de muchos de sus patriotas, consiguieron unificarse formando, así, una sola nación, un solo Estado, este fue el Reino de Italia.

Forjadores de la Unificación italiana
Los forjadores de la unión italianan fueron: El rey de Cerdeña, Víctor Manuel II de Saboya, su ministro, el eminente patriota el conde de Cavour, y Giuseppe Garibaldi, valeroso y desinteresado patriota liberal. Desempeñaron también importantísimo papel, en la etapa inicial de este movimiento, el rey Carlos Alberto de Cerdeña, padre de Víctor Manuel de Saboya, así como Jose Mazzini, combativo politico liberal que trabajó con singular interés por conseguir la Unificación de Italia. 



Etapas de la Unificación Italiana  
  1. Guerra contra Austria e incorporación de Lombardía.
  2. Anexión de los Estados de Parma , Módena y Toscana.
  3. Revolución de las Dos Sicilias.
  4. Incorporación de Venecia.
  5. Incorporación de los Estados Pontificios "Roma" y culminación de la unificación Italiana.
1. Guerra contra Austria e Incorporación de Lombardia.  
El rey de Cerdeña, Víctor Manuel II, y su primer ministro el conde de Cavour, fueron quienes llevaron a cabo la unificación de Italia. Estaban convencidos de que para culminar la magna obra era necesario enfrentarse, rigurosamente , a Austria, principal enemiga de tal unión, la que, a su vez, habíase anexado a los estados de Lombardia y Venecia. Entonces concibieron el plan de solicitar ayuda a una gran potencia. Fue así como pactaron, secretamente, con Napoleón III, emperador de Francia, quien tenía también puestas sus miradas en Saboya y Niza.

Iniciadas las hostilidades, la campaña militar que fue de corta duración , dio la victoria a los franco-sardos, pues los ejércitos austriacos fueron derrotados en las batallas de Magenta y Solferino (1859). Luego Napoleón III, firmó por separado y en forma inesperada y sorpresiva un armisticio con Austria, por el cual Lombardía pasaba a poder de Víctor Manuel II, pero quedaba aún bajo la dominación austriaca: Venecia; Francia, obtenía, así mismo, las regiones italianas de Saboya y Niza.

2. Anexión de los Estados de Parma , Módena y Toscana  
La victoria sobre Austria despertó el sentimiento nacionalista entre los estados de Italia Central. Un plebiscito realizado en 1860, determinó la incorporación al reino de Cerdeña (base de la futura Italia), de los estados de Parma, Módena y Toscana.

3. La Revolución de las Dos Sicilias
El aguerrido y eminente patriota Giuseppe Garibaldi, con el apoyo secreto de Cavour, desembarcó en Sicilia y se apoderó de la isla, al mando de un cuerpo de mil voluntarios que vestían camisas rojas (Los mil camisas rojas); poco después ocupó el reino de Nápoles.


4. Incorporación de Venecia  
Para conseguir la incorporación de Venecia, Víctor Manuel II entró en alianza con Prusia, rival de Austria. Surgida la contienda la victoria favoreció a Prusia, la que obligó a Austria a devolver Venecia a Italia.

5. Incorporación de Roma - Conclusión de la unidad Italiana
Con la anexión de Venecia, solamente faltaba la incorporación de los Estados Pontificios y, sobre todo, de la ciudad de Roma, para dar por concluida con la total unificación de Italia. Víctor Manuel II se había comprometido con Napoleón III a mantener el dominio del Papa sobre la capital del mundo católico.

Inmediatamente, Víctor Manuel II, ordenó a sus tropas italianas ocupar Roma. Así se hizo, a pesar de la resistencia de la guarnición papal y de las protestas del pontífice (20 de setiembre de 1870). Víctor Manuel II se instaló en el palacio de Quirinal, y declaró que Roma era la capital del Reino de Italia. El papa se negó a aceptar la anexión de Roma por Víctor Manuel, cuya autoridad desconoció. Como protesta se encerró en el palacio del Vaticano, considerándose prisionero. Así nació la llamada Cuestión Romana, que se prolongaría por casi sesenta años (1870 - 1929).

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